martes, 11 de marzo de 2008

Ha sido el 6...


A raiz de los sucesos de la última jornada de liga, sobre todo los que conciernen al ya archiconocido Zaragoza - Barça me he estado planteando muchas cosas acerca de nuestro deporte rey. Antes de aportar mi opinión sobre este tema en concreto quiero aclarar que voy a hablar del sistema arbitral en general sin que esto sea una justificación del colegiado del partido del Zaragoza del sábado ni una defensa de nada.
Lo primero que he pensado es ponerme en la situación del árbrito, y me parece imposible que una persona, porque árbrito o no, con la preparación que sea y las leyes que sean respáldandolo no deja de ser una sola persona (los linieres no toman casi decisiones) enfrentada a 30000 otros seres gritándole e increpándole, a un ritmo de juego extremadamente alto, a 22 profesionales con la permanente intención de engañarlo y equivocarlo a su favor y a un terreno de juego extraordinariamente amplio para que lo cubra una sola persona que encima va CORRIENDO y por lo tanto cuyo rendimiento se ve afectado al igual que el de los jugadores por el transcurso de los minutos, repito una persona bajo estas circunstancias, es incapaz de discernir mas de doscientos o trescientas jugadas conflictivas, que son las que se dan en un partido, de manera correcta.
En otros deportes como el baloncesto en el que el contacto permitido es mucho menor y el campo es más pequeño y hay menos jugadores a los que controlar hay muchos más árbitros e incluso una mesa que puede ver las repeticiones de las jugadas e incluso anular las decisiones incorrectas de los árbitros de la cancha sin que la autoridad de los mismos se vea reducida porque al fin y al cabo todos somos humanos y todos nos podemos equivocar.
Me parece absurdo que unas decisiones que, como desgraciadamente se ha comprobado estos días, tienen tanta repercusión en la opinión de la gente no sólo sobre un equipo sino sobre una región y una manera de pensar; tengan que ser tomadas por una sola persona en un momento de tensión con adrenalina en el cuerpo y sin los mejores avances de la tecnología que, desde luego, están a nuestro alcance.
Creo que con algo como una mesa de árbitros no se perdería la figura de autoridad del árbrito, sino que ésta saldría reforzada porque así nadie pondría en duda que se ha tomado la decisión más correcta y justa posible gracias a una multiplicidad de puntos de vista y al uso de todos los medios al alcance del deporte, y no dejando la decisión en manos de la percepcion subjetiva de un individuo, influenciado por sus emociones, sus vivencias, la situación la presión, etc.


Es sólo una crítica constructiva para intentar ayudar al desarrollo del deporte rey y del espectáculo.





Salud juerga y sueños!

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