martes, 11 de marzo de 2008

Comienzo con malos finales.


En la basura de los ricos pretende tocar sobre todo de deporte, pero no sólo hablar de nuestro deporte rey, en muchas ocasiones director de las pasiones y de la opinión de nuestro país (que triste, la verdad) sino también reivindicar la importancia y hablar de vez en cuando de otros deportes, que en nuestro país tenemos grandes campeones en otras muchas cosas joder!
De vez en cuando también tocaré otros temas que me interesen o que crea que que nos influyen a los jóvenes de una manera especial.

Bueno quiero empezar mi blog con el ejemplo de lo que para muchos ha sido un mal final.
En nuestra sociedad gusta el ídolo, el héroe, el genio, aquel que supera los límites de lo humanamente posible y se hace famoso gracias a la épica. Éste fenómeno se multiplica más si cabe en España. Pero lo que nos gusta más que un mito es la caída de un mito, el angel caído, el héroe derrotado y vencido demostrando que definitivamente era como todos nosotros. Cuántos futbolistas, tenistas, deportistas en general habrían llegado a cotas inimaginables de no haber sido por la envidia de nuestra sociedad, por las drogas, por la ruina o por mil y una razones que escaparon a su control y les superaron.
Cuántas veces en casa hemos tenido el cromo de un genio y luego al cabo de los años hemos visto ese mismo cromo y hemos pensado en lo inverosímil que resulta que aquel desecho fuese nuestro ídolo tiempo atrás…

Estoy hablando, claro está, de Maradona.
22 de junio de 1986, estadio Azteca, México. Cuartos de final. Enfrente, toda una selección de Inglaterra. Antes, ya había marcado un gol que pasaria a la historia como la Mano de Dios. Pero el partido no había terminado. Argentina se lo jugaba todo. El país se había detenido, se demuestra que, durante las horas de partido de mundial, el crimen baja un 80%. Todo el mundo enganchado al televisor. Balón para Enrique, centrocampista de la albiceleste. La toca en corto para maradona, que la recibe a 62 metros de la portería inglesa. 10 toques, todos con la izquierda. Cuatro regates. Un giro. 6 jugadores ingleses superados. A partir de allí, todo fue historia.

"Balón para Diego, ahí la tiene Maradona, lo marcan dos, pisa la pelota, Maradona. Arranca por la derecha el genio del fútbol mundial. Puede tocar para Burruchaga... Siempre Maradona. ¡Genio, genio, genio! Ta, ta, ta, ta, ta ... ¡Gooooooool gooooooool! ¡Quiero llorar! ¡Dios santo, viva el fútbol, golaaaazo! ¡Diegoooool Maradona! Es para llorar, perdónenme, Maradona en un recorrido memorable, en la jugada de todos los tiempos, barrilete cósmico, ¿de qué planeta viniste para dejar en el camino a tanto inglés?, para que el país sea un puño apretado gritando por Argentina. Argentina 2 - Inglaterra 0. ¡Diegol, Diegol!, Diego Armando Maradona, gracias, Dios, por el fútbol, por Maradona, por estas lágrimas, por este Argentina 2 - Inglaterra 0."

Víctor Hugo Morales.

Maradona era magia, era toque, era rapidez, regate, descaro, genio y simplemente fútbol. Quizá en Nápoles, quizá en Barcelona, vete a saber, perdió todo lo que tenía de grande, excepto el peso. Murió como persona y lo hemos visto estos últimos años, con algún amago de levantarse de nuevo, arrastrándose por medio mundo. Una lástima para uno de los más grandes.




Pero también estoy hablando de otros. La larga estela de la exigencia y el éxito se ha cobrado otras vidas, como la de Paul Gascoigne, al que muchos recordarán como uno de los mejores de la Premier de los primeros noventa y que acabo derrotado por el alcohol exactamente igual que su ídolo, el legendario George Best, el autor de frases como "En 1969 dejé el alcohol y las mujeres, fueron los peores 20 minutos de mi vida" o la no desdeñable "He gastado mucho dinero en mujeres y alcohol, el resto lo he despilfarrado". Un jugador capaz de meter un lingotazo a una botella de whisky en medio de un partido y seguir jugando como si nada, que acabo derrotado no hace mucho por su propio vicio. Mención aparte merece Poli Díaz, el Potro de Vallecas, así como James. J. Braddock, al que sin duda conoceréis como Cinderella Man, en el boxeo; Braddock acabó arruinado en el crack de la bolsa del 29. Huracán Carter estuvo 20 años en el corredor de la muerte por un asesinato que no había cometido.
Y qué decir de esa jovencita prodigio del tenis, de nombre Mónica Seles, completamente sobrehumana con la que no podía ni la mismísima Steffie Graff, una de las más grandes, hasta que un fan de esta última la apuñaló por la espalda, dando un punto y seguido demasiado largo a su carrera, pues necesitó de una cura física y sobretodo mental para volver a la palestra.
M¡ke Tyson, incalificable y gran luchador que cumple condena por violaciones, sin mencionar ciertas dotes dadas al canibalismo. Otro que tal...Marco Pantani, muerto por sobredosis de cocaína y aún más recientemente el drama de una de las que a mi entender ha sido jugadora con más clase del mundo del tenis: Martina Hingins. Sus coqueteos con las drogas duras le han llevado a la retirada, cuando parecía que podía llegar a amenazar el monólogo de Justine Henin. En el tenis tenemos aún más ejemplos, aunque quizá no tan desconocidos. ¿Qué pensaríais si una chica con quince años se plantase entre las 10 mejores del mundo? Es lo que hizo tiempo ha una tal Jennifer Capriati. Al parecer se iba a comer el mundo, pero lo que hizo fue fumárselo en forma de Sativa...

Otro ejemplo más cercano para un zaragozano como yo es la “excelsa” plantilla de nuestro Real Zaragoza. Jugadores como Ewerthon, asiduo de la discoteca del casco “La Iglesia”, Radimov, que pasaba más tiempo en “La mejillonera” que en la Romareda, José Ignacio, que debía tener hasta una alfombra roja para el sólo en algunas discotecas…son representantes del típico jugador de fútbol poco comprometido con su equipo, por así decirlo... En todos los equipos hay uno.

Aunque otras veces la caída de los deportistas es lo que los convierte en mitos, como observamos en el lamentable y trágico accidente que sucedió hace 50 años y que tuvo como protagonista al Manchester United:
El 6 de febrero de 1958, el joven y brillante Manchester United de Matt Busby regresaba de un partido de las semifinales de la copa de Europa, tras jugar contra el Estrella Roja en Belgrado. Su avión debía realizar una escala técnica en el aeropuerto bávaro de Munich. La tragedia sacudió a los chicos de Busby y su avión se estrelló contra la nevada pista al tercer intento de despegue.
Veintitrés de los cuarenta y tres pasajeros del avión perdieron la vida, entre ellos nueve miembros del equipo: Roger Byrne, Eddie Colman, Mark Jones, David Pegg, Tommy Taylor, Geoff Bent, Liam Whelan. Sir Matt Busby, manager del equipo, y Bobby Chalton quedaron seriamente heridos. Varios periodistas deportivos también perdieron la vida.
La tragedia conmocionó a un país, sacudió al Reino Unido y a Europa y terminó con el sueño de una ciudad, Manchester. Algo especialmente cruel se esconde en este desastre. Eran los bebés de Busby, un equipo muy joven, eufórico por su victoria en Europa y que regresaban como héroes a su ciudad.
Espero que os haya gustado esta primera entrada de mi blog, que adelanto que no actualizaré muy a menudo. A mí me pareció interesante hablar de estos mitos caídos. La idea surgió a raíz del impactante artículo de Marca sobre Keon Clark en el cual se incluye esta frase del propio jugador de la NBA: "Nunca jugué un partido sobrio"...realmente triste...

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